viernes, 29 de noviembre de 2013

La mancha

La mancha
indefinible
es como un poema.

Avanza, o a veces retrocede
pero no se borra.

Aunque te sientas puro, por momentos,
habita ensombrecida
en la invisible noche del recuerdo o
del presagio...
que nunca será día, mientras viva la mancha.

Pero la mancha es perpétua, lo reafirmo,
aunque su inquietud parezca
el devenir de su muerte.

Es oscura u opaca, o incluso
se camufla en la basta extensión del deseo.

No confundas a la mancha, ella sabe herirte
es decir, hacer carne la grieta latente
de un cosmos que enjuga sentimientos.

Ahí es cuando se hace roja, verdecina.
Cuando delimita precisa la anchura de su magma.
Cuando y donde empieza a carcomer piel agotada,
a chupar luz de estrellas hecha cuero.

La mancha no habla, pero muerde.
El barro no la cura, la alimenta,
aunque Gracias a Dios no se reproduce.
Hace falta amor para el milagro.

¿Qué tiene inteligencia? Con la tuya le basta.
Su psicopatía es el veneno de tu sombra.
Su ambición es el reflejo de tu mierda interna.

No tiene coraje, tampoco es cobarde,
su gruta es el vacío de una copa desbordada.
Su eco es la pequeña mentira que repetiste en vano.

Su voz, no es más que el silencio enfermo de tus espasmos semánticos...

La mancha es
-sombra, perpétua,
muerte, voz, cuero,
magma, carne, invisible,
grieta, coraje, eco, silencio,
ambición, veneno y mierda, estrellas,

indefinible...-

como la poesía.


R.B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario