miércoles, 7 de agosto de 2013

La fugacidad del ratón

A Jorge

Un ratón hurgó en la conversación
de un instante que mantuvimos.

Dos cervezas, dame un cigarro,
y en el silencio
reconocimos la nostalgia.

El ratolí dio vueltas
entre nuestros pies y la cerveza.

Las mujeres...
son un problema, dijimos al unísono,
pero, a su vez, el placer de lo irrealizable.

Si el fracaso
no rondara nuestras vidas
no habría motivos para el arte.

(Te comprendo y vos a mí,
Aunque las palabras nos separen).

El ratón hurgó en la cerveza, bebió.
No le dio tiempo a seguir escuchando.

-Es una búsqueda perpetua,
incluso sobre su cuerpo.

No me lo dijiste, pero lo sé.
Las curvas de la vida
nos precipitan a la muerte, por suerte.

El ratolí dio vueltas borracho,
su cola era un tornado de ebriedad.

Su recuerdo nos esclaviza
a encontrar redención o algún tipo de narcótico.

Seguiremos así
buscando miradas que tampoco nos llenan,
como, incluso, el orgasmo.

El ratón se detuvo,
contempló nuestra marcha.

Dos sombras somos,
que se funden entre sí
en el cauce del aurora.

El ratolí se perdió en su mundo fugaz.

Y vos y yo
pronto seguiremos
intentando hallar
la imposible respuesta.

R.B.

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