domingo, 4 de agosto de 2013

Ahí, allí, sentí

En la niebla, había una luz
y titilaba desnuda
destellando la incógnita razón
que me llevó a tu oscuridad.

Entre párpado cerrado
y párpado abierto
tu cuerpo se hizo a mi vista
y se deshizo a mi tacto,
caliente.
Instantáneo.
Perfecto, en su momento.
Que me ericé por dentro
y disfrute un segundo su color,
pardo como la noche.
Suave, como tu piel
que conquistaría esa misma madrugada,
después de que la ausencia
desvelase el recorrido
eterno
del viaje, secreto.

Desde ahí, allí, sentí
descarnar tu miseria
Y robándote un beso
me fui a casa
sintiéndome un criminal
preso de tu libertinaje, y
me detuve en el tiempo
cautivo del espacio
Inmóvil, sereno...
Muerto, frío.
Puta.

R.B.

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