La luz regresa intensa
cada mañana
-hasta el final de los días-,
aunque la oscuridad
se aferre al horizonte
si hoy tampoco abres los párpados.
La Luna es luz,
también de día.
El cielo es luz
también de noche,
aunque las sombras
sigan separando a las estrellas,
mientras tus ojos
solo alcancen a ver
las grietas en la persiana.
R.B.
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